Omisión con maña

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(08 DE MAYO, 2023) Por J. Jesús Esquivel.

Omisión con maña

 

 

Washington – La semana pasada, Anne Milgram, la administradora de la DEA, anunció con bombo y platillo el arresto en Estados Unidos de tres mil 337 personas involucradas en la distribución y venta de drogas sintéticas y de fentanilo.

“Operación Última Milla”, fue el nombre que le dio la DEA al trabajo que llevó a cabo durante todo un año y que concluyó con la captura de los narcotraficantes.

La narrativa triunfalista de la DEA asentó que la Operación Última Milla fue un golpe al Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) y al de Sinaloa. A estos achacó el origen de las drogas que distribuían y vendían las tres mil 337 personas detenidas en territorio estadunidense.

Esta noticia es relevante, sin duda, pero muy mañosa, dirían mis padrinos los hijos del averno y lo ratificaría el gran Chamuco.

La DEA que responsabiliza a los cárteles mexicanos del masivo trasiego de drogas sintéticas y hasta de que los gringos sean drogadictos, con su Operación Última Milla da a entender que las más de 3 mil personas capturadas en Estados Unidos integraban al CJNG y al de Sinaloa.

Milgram, en su anuncio, admite lo siguiente, y la cito textual porque luego desmenuzaré lo que oculta: “La Operación demuestra que los cárteles de Sinaloa y Jalisco usan a pandillas callejeras violentas, a grupos criminales y a individuos para inundar comunidades de Estados Unidos con grandes cantidades de fentanilo y metanfetaminas que generan la violencia y la adicción que mata a estadunidenses. También expone que los cárteles, sus miembros y sus socios, utilizan a las aplicaciones de redes sociales como Facebook, Instagram, TikTok y Snapchat y a las plataformas encriptadas como WhatsApp, Telegram, Signal y Wickr para coordinar la logística y poder llegar a sus víctimas”.

Soltemos la marmaja: la DEA reconoce que las redes de distribución y venta de las drogas se localizan en Estados Unidos. La omisión con maña de Milgram es no delinear la nacionalidad de las pandillas, criminales e individuos capturados porque son gringos.

Nuevamente el gobierno estadunidense, como los avestruces, entierra la cabeza en la arena para culpar a otros de la narco dependencia de gran parte de su población. Milgram, como exfiscal estatal y ahora al frente de la DEA, debe y tiene que admitir que en su país ya hay cárteles gringos que son los dueños del trasiego de los estupefacientes y que si mueren unas 300 personas todos los días por causa de una sobredosis con enervantes sintéticos, es por el fracaso de su gobierno federal en la guerra contra las drogas.

Ayudaría para combatir a los narcotraficantes gringos que la DEA, como hace para el caso de cárteles extranjeros, identificara a los narcos gringos revelando los nombres de las organizaciones criminales y de los capos de estas. Obvio que en Estados Unidos no hay narcotraficantes de la talla de Ismael “El Mayo” Zambada. Sin embargo, los jefes de los clubes de motociclistas y de las pandillas callejeras que nada más y nada menos ya se convirtieron en cárteles del narcotráfico, son igual de culpables y peligrosos que los mandamás del CJNG y Sinaloa.

Exponerlos públicamente ofreciendo recompensas por los narcos gringos como hace con los extranjeros, serviría a la DEA para que la sociedad estadunidense que no consume drogas o es afectada directa e indirectamente por la problemática los denunciara.

Si los agentes de la DEA son tan chipocludos como presumen, no tendrían dificultad alguna para capturar a los integrantes de los cárteles gringos que operan en los 50 estados de su país.

Para una nación de poco más de 330 millones de habitantes, estadísticamente la captura de tres mil 337 narcotraficantes no representa nada si hacemos una muy simple ecuación matemática con respecto al promedio de los tres centenares de personas que fallecen cada 24 horas por una sobredosis de drogas sintéticas.

Para Milgram, ocultar la realidad de lo que ocurre en Estados Unidos con el narcotráfico le ayuda a evadir la exigencia de rendición de cuentas de ella y de sus agentes por parte de la sociedad de su país.

Esta ignorancia de los estadunidenses sobre la realidad del narcotráfico local emana de su gobierno federal y en particular del fiasco la DEA.

Para Milgram fue más práctico echar mano de la táctica del avestruz que decir toda la verdad con respecto a la Operación Última Milla

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